Por : José Manuel Villafaina.

Se ha ido un faro del viejo teatro,
un alma errante de luz y pasión,
su voz aún vibra con fuerte retrato,
su risa es grito, su escena es canción.

Cáceres, cuna de un sueño en desvelo,
Madrid su tabla, su eterno bastión,
con Petri a un lado forjó su anhelo,
trinchera y arte, verbo y acción.

En tiempos duros, con gesto osado,
fundó Tábano, su hogar, su fe,
y por el mundo llevó su legado,
sembrando lucha, dejando piel.

“Castañuela” ardía, censura acechaba,
pero en las sombras su voz brilló,
de Extremadura su estampa quedaba,
su huella el tiempo jamás borró.

Te recuerdo en giras, en tablas, en risas,
en los susurros de “Edipo” y “La paz”,
tu paso firme en las cicatrices,
de un Teatro Romano, que eterno será.

Querido Juan, en la eterna fragua,
hoy te reciben los dioses del sol,
las musas cantan, Talía aplaude,
sigues vibrando, con puro fulgor.

Que allá en el Parnaso tu fuego arda,
junto a los grandes del arte inmortal,
porque tu vida fue llama en batalla,
y en cada escena, renacerás.

Juan Margallo, junto a Villafaina y la actriz hispanovenezolana Diana Carmen Cortés, recibiendo uno de sus muchos premios.

Sin comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *