El árbol mágico del castillo de Medellín

Por: Blas Curado Fuentes

EL OLIVO. UNA ESPECIE MUY POPULAR POR LAS VEGAS ALTAS Y LA SERENA POR SU USO AGRÍCOLA Y POR EL MÁS QUE CONOCIDO ORO LÍQUIDO QUE SE OBTIENE DE SUS ACEITUNAS, TAMBIÉN ES UN SER VIVO MUY LONGEVO CAPAZ DE VIVIR 500 AÑOS O MÁS. PERO NO ES SU TURNO EN ESTE ARTÍCULO, SINO EL DE SU PRIMO HERMANO. ESE PARIENTE CERCANO, MÁS RÚSTICO Y ASILVESTRADO, ESE PRIMO REBELDE DE LAS MONTAÑAS QUE HABITA EN ZONAS MÁS AGRESTES Y MÁS ALEJADO DEL HOMBRE: EL ACEBUCHE. Y EN CONCRETO EN UNO MUY CERCANO UBICADO A LA FALDA NORTE DEL CASTILLO MEDIEVAL DE MEDELLÍN.

El acebuche, también conocido como olivo silvestre (Olea oleaster), ya fue diferenciado del olivo cultivado (Olea europaea) por los antiguos griegos que lo empleaban para modelar la corona de olivo con la que se premiaba a los vencedores en los Juegos Olímpicos, pues existía un acebuche en las cercanías del Templo de Zeus, patrón de los juegos.

El acebuche por lo general es un árbol pequeño que se asemeja a un arbusto, de no más de seis metros de alto. Sus tallos son algo más recios que los del olivo cultivado (a veces incluso pueden tener espinas), y sus hojas son más pequeñas y ovaladas de un verde más intenso.

Los acebuches suelen aparecer agrupados formando verdaderos matorrales cerrados y en muchos casos se asocia naturalmente a zonas con encinas, algarrobos, quejigos y alcornoques, siendo pues típicos del bosque mediterráneo.

Su fruto se conoce como acebuchina, pequeña aceituna carnosa y verde que se oscurece a marrón o negro al madurar. Tienen menos carne y más hueso que la aceituna, pero su aceite tiene mayores beneficios antihipertensi0as que el aceite de aceituna.

La madera del acebuche es densa, resistente y flexible, de ahí el dicho popular «Al acebuche no hay palo que le luche», pues es muy usado como varas de pastores.

Somos muchos los visitantes y asiduos al Castillo Medieval de Medellín, que resiste el paso del tiempo desde lo alto de la loma que parapeta esta bella localidad de origen romano (Metellium), y que siempre nos sorprende cuando subimos a verlo. Esta loma sobre la que se alza el Castillo y que el Guadiana serpentea majestuoso, antaño seguramente fue un denso monte mediterráneo de jaras, retamas, encinas y acebuches, que con el paso del tiempo y el asentamiento de la población fue dando paso a cultivos de secano, pastos y cultivos arbóreos como olivares de reducida dimensión por la pendiente del terreno y frutales.

‘Acebuche mágico con Guadiana de fondo’

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