Francisco Javier Sánchez Herrero : SOBRE LA FUSIÓN, “LA MENTIRA ES EL DESASTRE”

el 24/3/2022 17:42:51 (75 Lecturas)

LA DEL TÍTULO ES UNA FRASE DE LA PELÍCULA HISTORIAS DEL KRONEN (1995). LA VI CON MI MUJER, ENTONCES NOVIA, EN EL CINE QUE HABÍA EN LA AVENIDA DE CHILE DE VILLANUEVA DE LA SERENA, CIUDAD A LA QUE DEBO MUCHO. ALLÍ CONOCÍ A MI MUJER, TAMBIÉN TENGO FAMILIA, AMIGOS, CLIENTES; Y ALLÍ ENSEÑARON A JUGAR AL BALONCESTO A MI HIJO…

Pedro Sánchez dijo algo parecido en un discurso: “Mis padres me enseñaron que lo más importante es sostener la palabra”. Ahí ya estaba mintiendo, sin ningún rubor, sin bajar la mirada, con una gran sonrisa y demostrando sus dotes para la política (supongo que sus progenitores le habrán desheredado).
Hace unos meses, los vecinos de Don Benito y Villanueva de la Serena nos enteramos de que nuestras ciudades tendrían la opción de fundirse en una sola. Durante la campaña informativa, también llamada “bombardeo por el Sí”, se ha repetido en numerosas ocasiones que no había ningún inconveniente en la Unión. Recuerdo habérselo escuchado en cada intervención a un profesor universitario responsable del informe económico que avala toda la operación. Ahí ya estaba mintiendo, sin ningún rubor, sin bajar la mirada, con una gran sonrisa y demostrando sus dotes para la política.
Esas frases, “No hay ningún inconveniente” o “Todo son ventajas”, se han repetido en colegios, institutos, entrevistas y demás charlas informativas. Ahí ya se estaba mintiendo…
Por supuesto, se anunciaban numerosas ventajas, pero no voy a entrar en esas promesas, o mejor dicho profecías, porque cuando se omite todo lo desfavorable se pierde la credibilidad. Además, no solo ocultaron los inconvenientes, dijeron expresamente que no existían.
En otro escrito sobre la Unión, y sin ser profesor en la universidad, ya comenté cuatro inconvenientes irrebatibles para las dos ciudades (identidad, modelo urbano ineficaz, confusión y pequeño comercio). Seguramente habrá más, pero esos son los que se me ocurrieron, y sinceramente, creo que no se prestan a mucha discusión. Por otro lado, me llama la atención la docilidad de la población en general. Nos han explicado la cuadratura del círculo, pulpo como animal de compañía y que dos cosas son en realidad una sola. ¡Y nos lo hemos creído!
Dos ciudades separadas 5 kilómetros serán siempre dos ciudades, al menos durante mucho tiempo, siglos probablemente. Los nombres de Don Benito y Villanueva de la Serena desaparecerán de los mapas y de los rótulos que vemos por la carretera, pero no dejarán de existir, porque esos nombres se seguirán empleando a diario para referirse a cada ciudad.
Si realmente era tan necesario un proyecto en común, idea con la que podría estar de acuerdo, se debería haber buscado otra fórmula más compatible con la realidad, como una mancomunidad, agrupación de municipios, o como quisieran llamarlo.
Finalizada la campaña “informativa” llegó el día de la votación. Desde que se hizo público el proyecto de fusión, se explicó que se quería refrendar con un amplio respaldo en cada población, y para ello debería aprobarse con dos tercios de los votos a favor en cada municipio. El resultado final en Don Benito no alcanzó exactamente esos dos tercios, pero en el acuerdo del Pleno donde se recogen las bases de la consulta no aparece esa fracción, sino un porcentaje casi equivalente, concretamente el “66% de los participantes en la consulta”. Si contamos los votos válidos el resultado sería un 66,27%, pero si se suman los votos nulos, como aparece en el acta, el resultado se quedaría en un 65,98% (10.028 votos SÍ / 15.199 votos = 0,6598). Lo cual no ayuda a despejar las dudas sobre la opción ganadora. En cualquier caso, y con porcentajes tan ajustados, resulta difícil pensar que el proyecto hubiese salido adelante con una campaña de información transparente, donde se hubiese informado de los posibles inconvenientes.
El recuento de votos hizo dudar a mucha gente sobre las garantías del sistema empleado en Don Benito, pero creo que el proceso se llevó a cabo correctamente. El día de la votación me acerqué personalmente al Colegio Zurbarán para ser testigo de este momento decisivo en la historia de nuestras ciudades. Las puertas estaban abiertas y el recuento era público y a disposición de cualquiera que quisiera presenciarlo. Solo acudimos dos personas. Reconocí a varios empleados municipales sobre los que tengo total confianza. Cada mesa tendría unas 300 papeletas aproximadamente y el recuento fue totalmente riguroso. Se contaron varias veces votos a favor, en contra, en blanco, nulos y sobres, durante un periodo de unos tres cuartos de hora. Por este motivo no me extraña que el recuento de los votos anticipados (más de 4000) se alargase durante tres o cuatro horas.
En mi opinión, el único reparo durante el recuento fue la reunión a puerta cerrada, previa a la comunicación de los resultados. En ese despacho, y una vez terminado el recuento, se sumaron los votos durante una larguísima hora y media, y finalmente se comunicó el resultado de la votación de Don Benito desde Villanueva de la Serena. Esa reunión donde se decidía nuestro futuro, se realizó sin luz ni taquígrafos, y solo fue la guinda del pastel de una campaña “informativa” donde faltó información y transparencia.
Todavía queda pendiente el bautizo, y no faltan propuestas o especulaciones. No me gustaría estar en el lugar de las personas designadas para decidir el nombre porque sea cual sea, no nos gustará a muchos, y supongo que por eso precisamente se ha preferido anunciar el nombre poco después de la votación. Eso no es mentir, pero sí ocultar.
Desconozco si se tendrá que ratificar el nombre elegido en una nueva votación, pero quizás sería lo deseable para alejar cualquier sombra de duda y encarar el futuro de la mejor manera posible.
Finalmente, solo me queda desear que este matrimonio de conveniencia, pactado entre los padres tomando un café, mientras los novios estaban a otra cosa, tenga un final feliz para todos, aunque me temo que no será fácil. La pedida (campaña informativa y votación) debería haber sido más bonita, los novios lo merecían.

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